sábado, 21 de enero de 2012

MISIVA DE LA MUERTE


No te obligo ha hacer lo que no quieras, pero cuando llegue el momento, quisiera que solo uno de mis deseos me concedas:

Devuélveme todo aquello que me arrebataste, toda la sangre que derramé por ti, todas aquellas cosas que sin mi no podías hacer, todos los besos que te di, el amor que por ti nació y que ahora contigo muere, devuélveme las tardes, las noches y también las mañanas que juntos pasamos, todos los minutos y las horas, los sueños y las pesadillas, los golpes que me diste y los que te di…

…todo, devuélvemelo todo, para que en el día de mi muerte pueda descansar en el infierno con todo lo malo y lo bueno que te di, claro, se que fue  mas lo malo que lo bueno, y por eso, y para que no tengas que llevar mi recuerdo por el resto de tu vida, por eso estás aquí, hoy…


Se que rodaron cabezas, que el intento de suicidio de la razón fue mi razón de existir, que la misiva de la muerte fue convincente, que los miedos se tornaron en mi destino manifiesto, que los cuerpos que incineré de todas esas personas son mi cruz, y mi condena.

Ahora rotundamente, me devora la inseguridad y los miedos, veo los rostros de quienes en mis manos murieron, los veo en la pared, me persiguen en mis sueños, en los rincones de mi casa; oigo los gritos de dolor y la piedad que me pedían es un constante dolor en mi alma.


Parte de mi quiere que ahora estés conciente, pero otra parte, no.  No podría soportar ver como sufres al morir, no podría soportar ver como con mis manos llenas de tu sangre, intento hacerte el amor por última vez. Por eso yaces dormida, para recordarte dormida y que no sufras.

Cuando mueras yo te seguiré de cerca, pero en la bifurcación del camino, tu tomarás el camino de la derecha, hacia los campos de los ángeles, y a mi me espera una eternidad de sufrimiento y dolor, en las fauces del infierno, aunque no se que más infierno que el que he vivido…


By: Fernando Montaña

Hacia el jardín de tus delicias


Cuando la sombra cautiva de tu espíritu se eleve
Hasta los confines de la eterna conciencia
Y explote como un huracán sensual flotante,
Al menos en alguno de tus fugaces sueños
Nos encontraremos

Con las cortinas cerradas y el sol en el poniente
La liturgia incesante de tus caricias errantes
En la memoria de tus deseos más ocultos
Al menos allí estaré esperando que el cierzo te traiga
Y allí nos encontraremos

Con otras voces incesantes
Hacia el umbral de tu mente
Mientras nuestras envolturas carnales
Se entregan al misterioso vals
Nuestras mentes se fugarán
Hacia el jardín de las delicias

Cuando la sombra cautiva de tu espíritu, escape
Mientras nuestras envolturas carnales danzan
Al ritmo de las glándulas lascivas
Nos fugaremos de este mundo hasta llegar
Más allá de lo permitido, hasta el jardín de tus delicias.


By: Fernando Montaña

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